Sweet Caroline – 2ª edición

Diseño de packaging de vino personalizado y escalable

Sweet Caroline es un vino blanco dulce, refrescante y fácil de beber de Bodegas Orán. Su nombre, tomado de la icónica canción de Neil Diamond, conecta de forma directa con el espíritu relajado, optimista y vital que define a este vino.

En la primera edición —Sweet Caroline Vibes— el objetivo fue dar vida a un personaje con un estilo vinculado al mundo de la moda y las tendencias, capaz de atraer y conectar con un público joven y mayoritariamente femenino.

A partir de un estudio de referencias y estilos de vida, recreamos una atmósfera muy concreta: una escapada veraniega a la playa en la que Caroline —el personaje central— se convierte en la representación de esos momentos que queremos que duren para siempre.

Ahora, en esta segunda edición, el diseño evoluciona para ganar versatilidad, identidad local y proyección comercial, manteniendo intacta la esencia del personaje y su universo.

Estrategia

Los objetivos de esta segunda edición fueron desarrollar un sistema visual personalizable que permitiera adaptar las etiquetas a distintas zonas geográficas, manteniendo el universo de marca y generando una continuidad con la primera edición, de modo que se percibiera como un producto coleccionable.

La ilustración envolvente muestra a Caroline disfrutando una copa de vino en una terraza urbana. Al fondo se aprecia la silueta de una ciudad que va cambiando en las diferentes opciones de la gama: Cádiz, Sevilla, Madrid… e incluso una versión genérica para zonas sin localización específica.

Este enfoque estratégico permite a la bodega personalizar sus botellas según el área de distribución, generando una conexión emocional con el consumidor local y abriendo la puerta a futuras versiones, a medida que nuevos distribuidores se sumen al proyecto.

Esta estructura personalizada no solo permite ampliar la colección en función de la demanda, sino que convierte el packaging en un soporte narrativo que crece junto a la marca.

Storytelling

Caroline sigue siendo la protagonista del relato, a la que acompañamos en esta nueva situación, descrita en el texto de la etiqueta:

Cae el sol. Caroline siente la brisa primaveral en el rostro mientras el bullicio suave de la ciudad suena de fondo. Se regala unos minutos para ella. Sonríe al ver llegar a sus amigos, sabe que ahora todo serán risas cómplices, anécdotas compartidas repetidas como un mantra y esa sensación de estar viviendo momentos que ocuparán un lugar especial en su memoria.

Cada ciudad en la que aparece Sweet Caroline ofrece un nuevo escenario para esa historia: Cádiz, Sevilla, Madrid… Cada skyline aporta un tono local, un pequeño guiño al consumidor que reconoce su entorno y se siente parte de ese momento. Esta conexión emocional y cercana convierte la etiqueta en algo más que un diseño: en un momento compartido de vida.

Proceso de diseño

La etiqueta mantiene el formato envolvente, pensado para abrazar la botella en 360°, ofreciendo distintas perspectivas del entorno en la que se encuentra Caroline.

Las ciudades se ilustran con un estilo coherente con la dirección de arte original, respetando la estética limpia, luminosa y minimalista que caracteriza al proyecto.

Una vez más, la ilustración corre a cargo de Montse Galbany, que ha sabido adaptar la narrativa visual a este nueva edición, manteniendo el universo de Caroline.

Y, como en la primera edición, el compromiso con la sostenibilidad sigue presente, utilizando papel reciclado en la impresión de las etiquetas.

Una etiqueta que convierte lo cotidiano en recuerdo y cada ciudad en una historia propia; un sistema de packaging que crece con la marca, se adapta al territorio y conecta emocionalmente con quien lo descubre.